miércoles, 7 de diciembre de 2011

Deseo criminal, de Ruth Rendell.


Título original: A sight for sore eyes.
Año: 1998; 1999 de esta edición.
Editorial: Grijalbo.


Teddy Brex no conoce el amor. Ha crecido sin un ápice de cariño ni atención en el seno de una familia pobre e ignorante. La única persona con la que llega a hacer migas es su vecino, Alfred Chance, que le enseña a apreciar la belleza. Así Teddy se convierte en una persona cruel y fría; prefiere los objetos a las personas, porque las cosas nunca decepcionan.
La pequeña Francine Hill fue descubierta por su padre al lado del cuerpo muerto de su madre, con la falda manchada de sangre; durante nueve meses fue incapaz de articular palabra. No supo dar pistas a la policía sobre la identidad del asesino. A esta trágica experiencia se suma que la segunda esposa de su padre se propone obsesivamente proteger a Francine de cualquier otro mal.
Tanto Teddy como France han vivido infancias desgraciadas, pero cuando Teddy la ve por primera vez, sabe que la belleza de la chica será el bálsamo que aliviará sus heridas. Y no duda en matar a cualquiera que amenace con separarlos. Pero cuando se ha matado una vez, no resulta difícil volver a hacerlo...


Hace muy poco leí Damas del crimen, un libro que reúne relatos de las máximas exponentes femeninas del género policial, y conocí a Ruth Rendell, o, mejor dicho, tuve oportunidad de leerla. En ese momento y para cuando reseñé el libro, me había quedado muy bien impresionada con ella, ya que me había parecido muy original su historia y muy bien planteados los rasgos psicológicos del protagonista. Por lo tanto, quería leer más de ella.
Es así como llegué a "Deseo criminal", un libro que tenía en mi biblioteca desde el día en que Stephen King expresó su admiración por él en "Mientras escribo". Tenía curiosidad.
Creo que la lectura de "Deseo criminal" me ha llevado dos semanas, quizás un poco más. Es una novela de 383 páginas pero se me ha antojado eterna. Incluso hace dos días me faltaban diez páginas para terminarlo y sólo por no cargar con él en la cartera (es una edición de considerable tamaño) preferí dejarlo y comenzar otro libro y recién ahora me pongo a terminarlo.
Puedo decirles de esta novela que ya desde el título se está exagerando. La autora se va en detalles a la hora de querer dibujarnos un perfil psicológico de los personajes y, en el caso de Teddy Brex, se remite a la juventud de sus padres, pasando por el noviazgo, el matrimonio, su nacimiento y la infancia, cuadro a cuadro. Cosas que se podrían haber mencionado y grabado en la memoria, incluso la emocional, del lector con un par de frases e imágenes acertadas, se reiteran, se desgastan a lo largo de páginas. Y ocurre lo que suele ocurrir en estos casos: al lector no se le mueve un pelo, excepto cuando inclina la cabeza al bostezar...
Pasa algo similar en el caso de Francine Hill. Creo que este personaje quedó menos logrado incluso que Teddy, pues ella es una niña que ha visto algo tremendo como es a su madre asesinada. Y crece rodeada de protección asfixiante a causa de la creciente obsesión de su madrastra Julia y la culpa que siente su padre por lo ocurrido a su esposa. Es un personaje apático, que se dedica a dejar que las personas tomen decisiones por ella e ignoren sus deseos. Pero también peca de ser absurdamente inocente por momentos y contradictoriamente rebelde en muchos otros. Pero aparte de sus padres está rodeada por un grupo de amigas que son todo menos sumisas o sosas, y sin embargo no se les pega nada de ellas, cuando todos sabemos que más allá del núcleo familiar en el que crecemos en la adolescencia quienes realmente influyen en nuestra formación del carácter son los amigos.
Cuando este par se encuentra (rondando las doscientas páginas) comienza una relación ridícula regida por la incapacidad de relacionarse de ambos. Teddy sólo quiere verla hermosa, rodeada de cosas bellas, por lo que suele pedirle que se observe en el espejo que ha creado o se desvista mientras la cubre de sedas. No le interesa lo que le pasa, lo que habla, las personas que la rodean. Sólo la quiere hermosa para él.
Francine está con Teddy, en principio, porque sus padres se oponen y después porque le gusta la atención que despierta en él. No le parece extraño que él no sienta interés por sus problemas o no se moleste en brindarle el consuelo que suele buscar en él; tampoco le extraña mucho que sólo le interese admirarla desnuda, como si de un objeto se tratara. Está con él pero ni lo ama ni le tiene mucho aprecio. La verdad, no sabemos muy bien qué más, aparte de la atención, la lleva a estar a su lado...
Desde ese momento, la historia pasa de ser sobre las trágicas infancias de los protagonistas a situaciones cada vez más llamativas dentro de su relación. Pero nada le parece raro a nadie.
Teddy hace y deshace a voluntad, sin lograr que nadie descubra nunca si ha matado, si ha robado, si ha usurpado, etcétera. Francine lo sigue a todos lados pensando mucho pero haciendo nada.
Las descripciones que podrían ser desagradables son sólo palabras con signos de puntuación, las situaciones en las que se involucran los personajes son disparatadas y los "extras" parecen tener la misma personalidad pero diferentes nombres.
Y el libro se vuelve más y más denso, la lectura es fácil de abandonar hasta al vuelo de una mosca a pocos metros del lector.
Y el predecible y precipitado final, sólo logra que uno agradezca dar vuelta la última página y se admire un poquito por la pura fuerza de voluntad que lo ha impulsado.


Ya pasando a detalles de la edición, y ante la dificultad de no leer en inglés como para comparar, me encuentro con unos cuantos detalles narrativos bastante feos que no sé a quién cargárselos: a la autora o a la traductora. Desde palabras repetidas en la misma frase hasta expresiones repetidas seguidas en el mismo renglón.


Ha sido una decepción casi igual de importante que la que sufrí al leer a Ramsey Campbell como narrador de novelas después de años de admirarlo como cuentista. 




















La biografía de Rendell ya la compartí en la reseña de Damas del crimen, puedes leerla acá. Sin embargo, te invito a conocer otras opiniones sobre el libro en diferentes webs:




Si reseñaste el libro o conoces otra crítica, deja tu enlace para agregarlo aquí.

3 leyeron conmigo:

Antonia Romero dijo...

Este no lo conocía y lo apunto. De Ruth Rendell leí Piedras como corazones que me encantó.

Un saludo

Shorby dijo...

Pues no me termina de convencer... lo dejo pasar =)

Besotes

Unknown dijo...

De Ruth Rendell compre Un beso para mi asesino en el aeropuerto, me gustan las novelitas de asesinos y toda la cosa, pero es la fecha y no puedo acabarlo, se me hace terriblemente tedioso, no sé si sea por la traducción, o no qué se yo, y tal vez no sea correcto emitir juicios sobre un autor con solo un libro medio intentado de leer, pero no me entusiasma conocer más de su trabajo :/