jueves, 17 de noviembre de 2011

Estremécete, de Peter Leonard.

Título original: Quiver.
Año: 2008.
Editorial: Maeva.


Un instante puede cambiar nuestra vida para siempre...Destinos trágicos y seres a la deriva en una novela de suspense de ritmo vertiginoso.
El mundo de Kate se derrumba cuando su hijo adolescente Luke mata accidentalmente a su padre, Owen, mientras estaban cazando. El trágico acontecimiento deja mella tanto en la madre como en el hijo, pero mientras ella intenta rehacer su vida, el chico, afligido por un gran sentimiento de culpa, empieza a frecuentar compañías nada recomendables.

Kate, además, al heredar el imperio de Owen, se convierte de repente en una viuda rica y atractiva, pero se haya sumida en un profundo duelo y no puede dejar de recordar los buenos momentos de su matrimonio. Cuando Jack, un antiguo novio, reaparece en su vida e intenta reanudar la relación con ella, durante un tiempo Kate encuentra de nuevo paz y consuelo, pero la tranquilidad dura muy poco. Su hijo es secuestrado y sus captores amenazan con devolvérselo a trozos si no reciben dos millones de dólares en treinta y seis horas...

Leonard muestra en esta obra una extraordinaria madurez, tanto en la trama de la historia como en el estilo. Los giros de la novela ayudan a conformar una historia bien dibujada y rica en detalles, en la que la composición de los personajes es de una agudeza memorable.

Disculpen un segundo, después de una semana con este libro merezco suspirar hondo... La sensación de alivio, semejante a "pero qué trance he pasado" es fuerte, merecía hace rato poder experimentar el goce del libro que se cierra en la última página. Acabado. Por fin.
Ahora sí, me toca preguntarme por dónde empiezo.
Ya sé, emplearé un recurso del que abusa Leonard en este libro: haré un repaso de mi pasado hablando de mis anteriores experiencias con los libros del género policial. O no, mejor hablaré de la literatura en general, para no discriminar a nadie. Verán, comencé a leer en la adolescencia, antes mucho no me atraían los libros. O quizás era como aquel personaje de Borges, el que tiene diez libros y disfruta releyéndolos una y otra vez. Yo tenia unos pocos libros y los leía una y otra vez y era feliz. Después me encontré en la biblioteca, descubriendo autores y géneros y más tarde conocí a Natalia y fue como avivar esa adicción que había adquirido imperceptiblemente.
Que King, que Sheldon, que clásicos, que poetas... Los libros que iba leyendo y disfrutando pronto se convirtieron en una cantidad imposible de precisar y el amor por la literatura iba en aumento.
Pasaron los años y hasta el día de hoy nunca había pensado "¡pero con qué porquería he perdido mi tiempo!". Pero dicen que para todo hay una primera vez...

Disculpen, ¿dicen que me fui de tema? ¿Qué dije un montón de cosas que no tenían nada que ver con la reseña que vinieron a leer, que el 90% de lo dicho no les interesaba? 
No es mi culpa: me compenetré tanto con "Estremécete" que ahora es como si yo fuera otro de sus patéticos y sosos personajes, diciendo un montón de cosas que no vienen a cuento y que no le interesan a nadie...
¿Quizás a ustedes les interesaría saber algunas cositas que he aprendido desde el momento en que decidí escribir mis propias historias? ¿No?
Bueno, que pena porque se las voy a contar igual, aunque suene al caso anterior donde a nadie le interesa ni viene al caso. Y ojo que lo hago aunque mi papá no sea un maestro de las reseñas de libros, mundialmente conocido y hasta con algún que otro seguidor...
Verán, escribir es como contar una mentira. Uno tiene que pensar cuidadosamente lo que va a decir, cuidar cada palabra y tratar de no ser extremada y exasperantemente detallista, porque es en los detalles donde se esconden los errores, los hilitos esos que hacen que cuando tiras de ellos se deshaga toda la prenda... o la trama, como quieran.
La mentira puede ser imposible, al grado de que bien dicha nadie dudará de que hablas con absoluta verdad. Pero basta una palabra y ni siquiera el oyente/lector más distraído pasará por alto tu metida de pata. Cuando dices una de estas palabras a las pocas páginas de comenzar la historia, muchos de los que estén intentando averiguar a dónde quieres ir a parar, te mirarán con malos gestos, quizás te darán la espalda. Pero cuando repites el error... y lo repites... y ahí va otra vez... entonces es de suponer que ya te has dado cuenta que no sirves para decir mentiras. O escribir novelas.
Otra de las cosas que a una le pueden parecer obvias, pero que es evidente que no lo son porque nunca falta el que no lo entienda, es que los personajes creíbles no tienen un sólo rasgo de carácter. Podría parecer, pero les aseguro que no. Piensen en sus personajes favoritos y verán que pueden ser testarudos, autoritarios, crueles, amables, tortuosos, pero nunca son sólo una de esas cosas. Increíblemente, eso se debe a que los personajes de ficción tienen que parecerse mucho a personajes reales para que nosotros podamos visualizarlos, escucharles la voz, entenderlos y quizás recordarlos mucho tiempo después de acabar el libro.
Casi lo mismo puede decirse de los sentimientos de esos personajes. Porque en el diccionario encuentras palabras que todos conocemos, como "alegría", "miedo", "deseo", "ambición". Pero si tú dices que tu personaje tenía miedo en realidad no me estás diciendo nada. Nada que valga la pena mi atención, al menos.

Ya para no hacer de esta reseña una extensión del libro, es decir, una lista de "cosas", redondearé diciendo que un libro para que esté bien escrito requiere más que un montón de ideas y argumentos trillados, personajes banales, arquetipos de películas mediocres de Hollywood, o palabras escritas una detrás de otra sólo porque aprendiste a teclear y te parece divertido.
Es por eso, simplemente, que "Estremécete" está muy lejos de ser un buen libro. Y es por los errores, la falta de ambientación, de profundidad, de carácter, de emoción, y la continua reiteración de todas estas faltas, que Peter Leonard tendría que abandonar la idea de escribir y dedicarse a plantar árboles. 
Disculpen si tuvieron que leer todo lo anterior para encontrar al fin una conclusión. Parece que los dos tuvimos que pasar por muchas palabras sin sentido para llegar al final.

Advertencia: en la web es posible encontrar reseñas positivas de esta novela... aunque algunas son como los comentarios de la editorial y de Michael Connelly escritos en la contraportada pero con muchos sinónimos...

Sobre el autor:
Peter Leonard descubre el placer de darle a la tecla :-P
Peter Leonard es hijo del prestigioso autor de novela negra Elmore Leonard y, al igual que su padre, tiene un gran talento para contruír tramas muy creíbles y que sumen al lector en un estado de tensión que no le abandona hasta el final de la lectura.
Peter Leonard vive con su familia en Birmingham, donde es propietario de la agencia de publicidad Leonard, Mayer & Tolco.
Es autor de "Trust me" y "All he saw was the girl".


Fuentes:

Biografía: Contratapa del libro.
Foto: Página del autor.

1 leyeron conmigo:

Shorby dijo...

Pues no pinta mal, pero la verdad es que por lo que cuentas no apetece demasiado...
Buena reseña.

Besotes